Karen Abudinen
Un idioma con vida para una educación de primera

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Barranquilla es un lugar especial para el Español: fue hogar adoptivo del autor de Cien Años de Soledad, una de las novelas más celebradas de nuestra lengua, al punto de que la Real Academia Española la ha exaltado poniendo sus aportes a la altura de los de Don Quijote de la Mancha. En la obra de García Márquez conviven la maestría en el uso de la palabra con la creatividad y la alegría características del Caribe Colombiano.

Así vivimos el idioma en Barranquilla: como una poderosa herramienta que hay que usar con cuidado y respeto, pero al tiempo como una fiesta, un goce y una celebración de la vida y el conocimiento. A través de la palabra, desde el Caribe Colombiano hemos narrado un mundo repleto de colores, sabores y sonidos que ha enamorado al planeta entero. Hemos demostrado que la cultura y el talento se pueden vestir de jolgorio y ritmo.

La interculturalidad está en el corazón de nuestra gente. En nuestra tierra y en nuestras palabras conviven las historias que llegaron de oriente medio, las que provienen del África, las que nacieron en nuestros pueblos indígenas y, claro, las que provienen de Castilla y de toda Europa.

Para nosotros en la Secretaría de Educación y en la Alcaldía de Barranquilla esto, además de llenarnos de orgullo y de deleite, nos genera compromisos: tenemos el deber de trabajar por nuestra lengua española sin perder de vista que vivimos en un país donde hay muchas otras lenguas, alrededor de un centenar, que merecen todo nuestro reconocimiento y respeto. Aquí mismo en el Caribe, a solo unas horas de nuestra Capital de Vida, podemos encontrar por ejemplo las lenguas de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada o el Criollo Palenquero, de las comunidades negras de San Basilio de Palenque.

Este es un buen momento para disfrutar también de nuestras palabras barranquilleras: esas que hacen que nuestros visitantes tengan que pedir algunas explicaciones para no perderse en las conversaciones, o que cuando nos encontramos fuera de la ciudad la gente se pregunte qué significa lo que estamos diciendo. Esas palabras no distinguen de razas ni de clases sociales: cuando decimos bacano y chabacano, ambas palabras aceptadas por la Real Academia Española, es más claro que nunca que somos de Barranquilla.

Nuestra ciudad es una de las capitales del idioma Español y eso nos llena de un enorme orgullo: la literatura universal hace parte de nuestro ADN, aquí el español ha producido obras cumbres, pero al tiempo hemos tenido lugar para la creatividad en el uso cotidiano de la palabra, dejando que nuestra identidad Caribe sea, al tiempo, elaborada y espontánea, rigurosa y viva. Nos las hemos arreglado para llevar la alegría de nuestro Carnaval, y todo el ritmo, color y sabor de nuestra tradición oral a las altas cumbres de las letras.

Es así como la celebración de la existencia de nuestro idioma debe ser en abril, en mayo y en todos los meses del año. Los invito a enriquecerlo, cuidarlo y mejorarlo cada día.

¡Defendamos nuestro idioma!

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