Karen Abudinen
Amar de verdad es cuidar y proteger

En ICBF cada vez hablamos más de la importancia de cuidar y proteger, como una combinación ganadora para derrotar a la violencia, al abuso y al maltrato contra niñas, niños y adolescentes. Desde mi llegada al Instituto, señalé este tema como una prioridad absoluta, porque solo generando una cultura alrededor de estas dos palabras podremos impulsar a nuestras nuevas generaciones y derrotar a las múltiples amenazas que las acechan.

Ambas palabras son igualmente importantes, pero no son exactamente lo mismo. Mientras que el cuidado cubre un conjunto de acciones amplísimo que incluye la alimentación, el aseo, la educación y la recreación, entre otros, la protección es mucho más específica y hace referencia a estar pendiente de evitar que un niño, una niña o adolescente pueda estar en situaciones de peligro.

Abundan los casos de niñas, niños y adolescentes que, si bien no han sufrido desnutrición, ni viven en el alfabetismo, ni han padecido abandono en cuanto a la limpieza o el esparcimiento, no fueron suficientemente protegidos ante peligros como el abuso sexual… en algunos casos porque no hubo atención ante sus manifestaciones de malestar o incluso, porque no se les creyó lo que dijeron.

Pero también abundan los casos de niñas, niños y adolescentes que, habiendo sido protegidos y puestos a salvo de potenciales abusos y explotaciones, infortunadamente han sido descuidados en otros aspectos de la vida diaria, al punto de que sus padres y madres no han estado pendientes de sus procesos de lectoescritura o de la evolución de sus temas de salud. Realmente, hay muchas cosas que una Tablet no puede hacer por un niño.

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Durante las actividades navidad y de año nuevo nos encontramos con múltiples casos de padres y madres, que durante todo el año se esfuerzan por dar lo mejor a sus hijos y, sin embargo, en medio de los tragos y la fiesta los dejan desprotegidos ante la pólvora, y en algunos casos hasta los incitan a usarla. En esos momentos el descuido y la desprotección ante el peligro se convierten en cómplices de la desgracia. Y ninguna persona debería ser cómplice o encubridor de estas conductas.

Cuidar y proteger son dos actividades diferentes y, sin embargo, para ser exitosas, dependen la una de la otra, porque la protección comienza en el cuidado, y el cuidado exige que haya protección. De otra manera, serían labores incompletas.

Colombia como país debe ponerse un reto, que por supuesto, desde ya, es el principal reto de ICBF y de sus más de 13.000 colaboradores que trabajan sin parar: que el cuidado y la protección de niños, niñas y adolescentes en el país sea prioridad nacional, que no haya cualidad más admirada que la de ser una persona comprometida con el bienestar de las nuevas generaciones.

El talento académico y laboral es importante. Los logros monetarios son valiosos. Constituir círculos sociales con personas que valoramos y que nos valoran es algo satisfactorio. Pero ¿Puede haber algo más importante, valioso y satisfactorio que ser una persona comprometida con el bienestar de la niñez y la adolescencia? ¿Qué sentido tiene ser un profesional exitoso, el académico más citado o la persona más querida en diversos grupos de amistades si en casa hay un niño, una niña o un adolescente que está padeciendo abandono, violencia, maltrato o abuso sin que nosotros nos demos cuenta o hagamos algo al respecto? ¿Y que puede ser peor que parte de lo que la pasa a ese niño sea nuestra culpa? La crianza va más allá de proveer, e implica cuidado y protección.

Un país que es bueno para la niñez es bueno para todas las personas, dice el psicopedagogo Francesco Tonucci, y yo estoy convencida de que es así: entonces hagamos de Colombia un país cuidador y protector, y empecemos por el alma de la sociedad, es decir por las niñas, los niños y los adolescentes. Para velar por ellos no se necesita ser padre o madre: basta con ser una buena persona. Y con muchas buenas personas podremos hacer de Colombia una mejor familia para todas y todos, donde los niños estén primero. ¡Estoy segura de que cuento con el país entero para esta apasionante y transformadora tarea en búsqueda de unas familias de primera!

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