Karen Abudinen
Aún hay mucha tela por cortar

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La expectativa de vida crece alrededor del mundo y cada vez hay una población más abundante de mayores de 60 años, por esto el Bienestar Barranquillero día a día tiene más que ver con generar unas adecuadas condiciones de vida para aquellos a los que cariñosamente nos atrevemos a llamar “abuelitos y abuelitas”.

La vitalidad, que cada vez es más común en todo el planeta en los mayores de 60 años, en Barranquilla y en el Caribe colombiano es aún más evidente y admirable; eso quedó claro en la pasada Feria de la Vida realizada por la Secretaría de Gestión Social el pasado 13 de noviembre en el Salón Jumbo del Country Club de nuestra querida capital del Atlántico.

Me sentí gratamente sorprendida por toda la energía de estos adultos mayores, que no pararon de gozar, cantar, bailar, recitar y, en general, de divertirse durante todo el día. Muchos de los que trabajamos por Gestión Social quedamos muy inspirados por ese derroche de vitalidad que a menudo genera cuestionamientos a los más jóvenes.

Pero no todo lo relacionado con la tercera edad es entretenimiento. Tenemos que tener mucho cuidado con este tema. Para construir ciudad a través del Bienestar Barranquillero es necesario entender las múltiples dimensiones de estas personas que tanto cariño y ternura nos generan. Muchos de ellos son emprendedores y tienen ideas para seguir siendo muy productivos. Tienen a su favor la experiencia, el conocimiento, la serenidad y la paciencia que se desarrollan con los años y las vivencias. Ellos también son factores de cambio y son protagonistas del desarrollo. Están lejos de ser sólo pasado, son presente, y del bueno.

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Si acercar el Estado y el Gobierno es una obsesión en Barranquilla, pues en lo referente a los adultos mayores es algo indispensable. A su edad, ellos requieren mayores cuidados en su salud y su nutrición. Por eso la Secretaría de Gestión Social realizó una mini Feria BiBa dentro de la Feria de la Vida; para que pudieran solucionar los temas relacionados con los subsidios nacionales y distritales a los que tienen derecho, así como hacer sus diligencias relacionadas con la salud, fuera con sus EPS o con el Sisbén.

No podemos olvidar que nuestros adultos mayores son presente y son también fuerza transformadora de la ciudad. Cada uno de ellos tiene el poder de compartir imaginarios con sus nietos y nietas. También pueden ser el factor emprendedor de la familia. Y entre nuevas recetas de cocina y charlas amenas con sus amigos, ellos son hoy eje fundamental del tejido social de la ciudad.

Por eso no podemos descuidarlos y no podemos fallarles. Y debemos quererlos y escucharlos pues, al fin de cuentas ¿no es un gran privilegio contar con todos esos años de experiencia y conocimiento, ahí, a nuestro lado? Yo que estuve bailando y saltando junto a todos ellos, en la Feria de la Vida, les digo con firmeza que sí. Es un gran privilegio y un honor compartir con nuestros abuelos y abuelas, quienes aún tienen mucha tela por cortar.

Antes de despedirme quiero hacerles una invitación y una pregunta. La invitación a invertir más en nuestros adultos mayores, apoyando las diversas iniciativas para atender a esta población; y la pregunta, en miras a ponernos en el lugar de nuestros abuelos y abuelas, es la siguiente: ¿Cómo crees que serás a tus sesenta años? ¿Qué piensas que te haría más feliz en esa edad?

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