Karen Abudinen
Brasil 2014 y el poder de creer en los jóvenes

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Estos son días de alegría para nuestra Barranquilla, la Casa de la Selección. Con varias glorias del deporte local dentro de los 23 convocados por José Pekerman para el Campeonato Mundial de Fútbol Brasil 2014, la ciudad está vibrando y todos confiamos en que la “tricolor”, encabezada por varios “cracks” caribeños que hoy triunfan a nivel mundial, como Carlos Bacca y Teófilo Gutiérrez, logren grandes cosas. 

Y en medio de la alegría y el color de esta temporada premundialista surge una pregunta obligada para nuestra sociedad: ¿cómo lograr que nuestros jóvenes conformen equipos exitosos que logren reconocimiento a nivel mundial? ¿cómo lograr que nuestros muchachos y muchachas se incorporen de lleno a dinámicas que los conduzcan a una vida plena, productiva y con propósito? El fútbol y el deporte en general nos enseñan que para lograr ese nivel, las personas necesitan de una formación no sólo física, si no mental que les de las bases suficientes para enfrentar los retos, las derrotas y los triunfos de manera adecuada.

En la Secretaría de Gestión Social trabajamos para que todos nuestros jóvenes, especialmente los de los estratos socioeconómicos con mayores limitaciones de recursos, cuenten con las herramientas necesarias para asumir proyectos o para articularse con iniciativas que les permitan crecer tanto económica como intelectualmente, de tal manera que más pronto que tarde cuenten con un alto grado de autonomía y puedan trabajar por su éxito personal y por el bienestar de su comunidad. El programa Jóvenes con Propósito ha sido la clave para esta formación integral a todo nivel de estos chicos y chicas que son los llamados a liderar los planes futuros de Barranquilla, y llevar el nombre de la ciudad por todo el mundo, como hoy lo hacen nuestros futbolistas.

Los 2.000 jóvenes con propósito que hemos capacitado en la ciudad, con el apoyo decidido de la empresa privada, se han convertido en verdaderos multiplicadores de una nueva visión de ciudad. De una sociedad que sabe trabajar en equipo para solucionar sus problemas inmediatos de forma escalable y replicable, de una sociedad que se pone metas reales en plazos razonables y mide permanentemente los niveles de logro. De una sociedad que entiende de rentabilidad social pero también de rentabilidad económica. Para lograrlo, los Jóvenes Pro realizan talleres y se gradúan de unos programas de capacitación que los potencian como innovadores sociales y como futuros emprendedores, con metas altas y valores sólidos.

Los resultados no se han hecho esperar. En Profest, evento que a mediados del año pasado reunió a 6.000 jóvenes de la ciudad para que compartieran ideas de tecnología, arte, conocimiento y entretenimiento, los barranquilleros y barranquilleras tuvimos oportunidad de ver los múltiples negocios que ya están funcionando, gracias al esfuerzo de los Jóvenes con Propósito, que se han alejado de la violencia y la desocupación para generar interesantes empresas que no sólo los impulsan a ellos, sino que le cambian la cara a los barrios donde habitan.

Pero vamos más allá de Jóvenes con Propósito. Articulamos esfuerzos a todo nivel gracias a otros programas de alcance nacional como Familias en Acción y a iniciativas más puntuales como las Casas de Juventud, donde con el apoyo del Sena, constantemente capacitamos a los “pelaos y pelaas” en destrezas indispensables para el mundo laboral y empresarial, tales como la salud ocupacional y las finanzas. Considerando todas estas iniciativas, a la fecha hemos logrado potenciar la vida de más de 20.000 jóvenes en 35 barrios de la ciudad.

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Como les decía, este Mundial de Fútbol nos demuestra lo alto que pueden llegar nuestros muchachos si les damos las herramientas adecuadas y generamos un entorno donde puedan expresar sus talento. Por eso en la Secretaría de Gestión Social no nos detendremos en nuestro afán de impulsar a la juventud. De hecho, en un par de meses tendremos un nuevo Profest, y estoy segura que, como ya es habitual, las nuevas generaciones nos sorprenderán de lo que son capaces cuando les damos espacios de participación y los ayudamos a creer en las bondades del emprendimiento, la creatividad y la innovación.

Así que este Mundial, además de divertirnos, debe ser un recordatorio permanente del compromiso que todos, como sociedad, tenemos con los muchachos y muchachas. Si creemos en su talento, y les damos las herramientas adecuadas, ellos llevarán muy alto el nombre de nuestra tierra. Ya lo están haciendo.

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