Karen Abudinen
Campeonas de la adversidad

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Qué mejor fecha que el Día Internacional de la Mujer para inaugurar, con ustedes, este nuevo espacio dominical. Dedico estas primeras líneas a todas las mujeres que luchan a diario por construir sus sueños a pesar de los obstáculos.

En el siglo XX fueron muchos los acontecimientos que nos entristecieron y, sin embargo, de ellos aprendimos grandes lecciones. Por ejemplo, del trágico incendio en una fábrica textil neoyorquina el 25 de marzo de 1911, en el que más de 140 trabajadoras murieron entre las llamas, hoy homenajeamos la memoria de ellas con el Día Internacional de la Mujer.

Pero su dolorosa muerte no fue sólo lo que les mereció el reconocimiento del mundo entero. Lo que despierta hoy la admiración de muchos de nosotros, 105 años después, es el ejemplo de entrega, sacrificio, unión, lucha y esperanza que dejaron sembrado en nuestros corazones.

Dos años antes de ese día luctuoso, en noviembre de 1909, ellas y 15 mil mujeres más, trabajadoras también de la industria textil estadounidense, marcharon pacíficamente por las calles de Nueva York requiriendo beneficios laborales y el derecho al voto.

No obstante, algunos de ustedes se preguntarán: ¿por qué si el incendio ocurrió un 25 de marzo, el mundo entero no conmemora el Día Internacional de la Mujer en esa fecha? Pues bien, se debe a que el movimiento femenino de aquel entonces no se detuvo ni se concentró únicamente en los Estados Unidos. Todo lo contrario. Poco antes de la Primera Guerra Mundial, el 8 de marzo de 1914, las mujeres de Europa, siguiendo el ejemplo de las estadounidenses, se expresaron en contra del enfrentamiento bélico y por la igualdad de derechos.

Pero solo fue hasta 1977 cuando las Naciones Unidas hizo oficial el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer y de la Paz Internacional. Así se llamó en un principio. Nada raro si se tiene en cuenta que las mujeres han sido las que han tenido que sobrevivir a los efectos de la guerra no solo en el mundo sino en nuestro país.

En Colombia, la participación activa e independiente de la mujer llegó después de un largo camino y de muchas reformas que incluían no solo su derecho al voto (primero de diciembre de 1957) sino su derecho a la educación que se cristalizó del todo hasta la Constitución de 1991; este último nos permitió adquirir capacidades intelectuales para nuestra participación activa en la sociedad y la democracia.

Guardo en mi memoria a las mujeres que he conocido a lo largo de estos seis años de servicio público. Mujeres que tuvieron que enfrentar los desafíos de la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades, y que, aún así, son ejemplos de emprendimiento y esperanza para una sociedad como la barranquillera, que va por la ruta de la trasformación y la calidad de vida para ellas y sus familias.

Recuerdo, por ejemplo, el sacrificio, la entrega, disciplina, éxito e identidad de María Cortés de Chávez, quien supo exaltar los colores vivos de nuestro Caribe en los productos cosméticos de su marca Jolie de Vogue. Inició su carrera repartiendo cosméticos en droguerías al punto de convertirse en la fundadora y presidenta de una de las empresas de belleza más importantes de Colombia y el mundo. Hace apenas dos años, despedimos a esta barranquillera que conoció los obstáculos, pero no los límites.

Muchos hemos podido comprobar que durante las crisis más intensas de la vida siempre florecen las oportunidades, así como lo hicieron las heroínas textileras de Nueva York, María Cortés y muchas mujeres barranquilleras. Nuestro compromiso continuará siendo el de motivar con calidad a nuestras niñas y jóvenes, para que la mujer siga trasformando la historia.

Finalmente, hago un reconocimiento a todas las mujeres de Barranquilla: a las profesionales, a las amas de casa, a las educadoras, a las estudiantes, y a las negociantes; a todas las que están desarrollando sus proyectos y empezando a soñar. A todas las que hacen posible con su trabajo y sus actividades diarias que hoy seamos la Capital en Educación y la Capital la Vida.

¡Feliz día para todas las mujeres!

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