Karen Abudinen
“Lo difícil no es llegar sino mantenerse”

Luz Marina Zapata es rectora de uno de los colegios de Barranquilla acreditados con la máxima calidad en educación

El pasado miércoles 24 de febrero, la hermana-rectora Luz Marina Zapata recibió en su despacho una noticia que la puso a llorar, literalmente, de felicidad: el Ministerio de Educación Nacional reconoció a la Institución Educativa Distrital Madre Marcelina como una de las tres más importantes del país, según el Índice Sintético de Calidad de la Educación (ISCE). La felicitación del Gobierno traía como sorpresa adicional, la invitación para que las 53 estudiantes del grado décimo entren a participar del proyecto bandera en educación del Presidente de la República, Juan Manuel Santos, “Campos Nacionales de Inmersión en Inglés”, el cual busca que los jóvenes de los más destacados colegios públicos puedan estudiar en ambientes 100 por ciento bilingües y viajar de intercambio a los Estados Unidos por tres meses para perfeccionar el idioma.

A la hermana la conozco como una líder educativa por excelencia en Barranquilla. Ha sido tanto su empeño y compromiso por alcanzar la calidad que, en el 2015, su colegio fue acreditado con las Tres Estrellas en Gestión de Calidad que otorga la Fundación Colombia Excelente, entidad aceptada por el Gobierno Nacional para analizar y calificar a las instituciones educativas del país. Además de eso, en las Pruebas Saber 11 del año pasado, el 92 por ciento de sus alumnas fueron escalonadas en grado Muy Superior o Nivel A+ por el ICFES.

Por las anteriores razones, he querido inaugurar esta nueva sección con la hermana Luz Marina, una verdadera protagonista que trabaja a diario por la calidad educativa de Barranquilla. Hace poco nos reencontramos en la primera reunión de rectores, donde nos comprometimos a trabajar juntas por una educación de primera.


Me ha pedido la Secretaria de Educación de Barranquilla, la doctora Karen Abudinen, que comparta con mis colegas algunas anécdotas de mi experiencia como rectora de la Institución Educativa Distrital Madre Marcelina, especialmente del exigente pero exitoso proceso que hemos vivido padres, estudiantes y cuerpo docente como una misma familia.

Desde el principio fue un verdadero reto. En 2003 no teníamos idea de cómo prepararnos para las pruebas del ICFES. Sin embargo, sabíamos que una calificación de calidad no se lograba de la noche a la mañana y que era necesario un esfuerzo de todos.

Mi experiencia previa como rectora de un colegio mixto en Cali (Valle del Cauca) me había enseñado que la clave estaba en el diálogo diario, atento y cordial con los estudiantes, conocer sus dudas e inconformidades. Aprendí que ahí encontraría la primera pista para acercarme con asertividad al estudiante y diseñar juntos las nuevas herramientas y estrategias que lo llevarían a aprender con amor, entusiasmo y disciplina.

Afortunadamente, la aplicación de esta metodología permitió crear un lenguaje común que cerró las brechas entre estudiantes, profesores y padres de familia. Se crearon espacios de laboratorio y de juego donde el estudiante entendía el valor que tienen las matemáticas, la física y la química en el diario vivir de cualquier persona.

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Antiguamente enseñábamos memorizando fórmulas que el estudiante no relacionaba más allá de su aplicación académica. Hoy todo debe ser mucho más práctico. Más real. Estamos ante una generación formada con el video y la interacción donde lo que se ve se aprende. De todas formas, la acelerada evolución de la era digital y de las comunicaciones nos obligan, como formadores, a prepararnos para manejar su presencia en clase.

No se trata de prohibir y estigmatizar su uso sino de concientizar al estudiante de que también es importante desarrollar otras habilidades que la tecnología ha dejado de lado, y que son indispensables para su desarrollo académico.

Por ejemplo, para mejorar la caligrafía y la ortografía exigimos la presentación a mano de trabajos e investigaciones. De esta manera, hemos promovido también la lectura y generado la necesidad de crear textos en los que el estudiante es capaz de argumentar con ideas propias.

En esta parte del proceso los padres de familia han sido nuestro bastión principal. Crear cercanía con los estudiantes, conciencia de estudio y comprometer a los docentes puede ser un esfuerzo en vano si en casa el compromiso de calidad se rompe.  Por eso es aconsejable una reunión periódica con los padres de familia; repasar y evaluar las metas que plantea la Institución, pues ellos son nuestros embajadores en casa.

Es innegable que la educación en Barranquilla ha avanzado mucho desde la primera administración del alcalde Alejandro Char, quien tomó las riendas de la transformación educativa en el año 2008, las cuales continuó sujetando Elsa Noguera durante sus cuatro años de Gobierno hasta el 2015. Hoy, el panorama en materia de cobertura y calidad es más esperanzador, sin embargo, falta mucho por hacer.

Tal como decía nuestra Madre Marcelina: “las palabras vuelan, los ejemplos arrastran”. Por eso, como rectora de una de las tres mejores instituciones de Barranquilla, certificada por el ICFES, aprovecho esta oportunidad para ofrecer nuestra experiencia como modelo de calidad en toda la ciudad. Confío en el entusiasmo y el compromiso que ha demostrado la doctora Karen Abudinen, los cuales nos motivan a seguir adelante.

Por: Hermana Luz Marina Zapata, Rectora de la Institución Educativa Distrital Madre Marcelina

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