Karen Abudinen
¡Sí nacimos pa’ semilla!

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En Barranquilla, el brote de la cayena florece también en los colegios y en el rostro de nuestros niños y jóvenes. Educadores, rectores, personal administrativo, y funcionarios de la Secretaría trabajamos en ello, nos esforzamos para que las miles de semillitas que educamos en las 150 instituciones públicas, conviertan a la ciudad en la puerta de oro de la paz y la calidad educativa. Un aguacero de amor, comprensión, empatía, disciplina y conocimiento nos distingue como equipo.

El pelaito estaba empinado, pegado al vidrio de la ventana del salón de clases, creyendo que yo oiría el golpeteo de sus manos contra el cristal.

Pero no, no me percaté. En este primer mes de la Ruta BA+, saludé y me presenté ante la comitiva de cada colegio que amablemente salió a recibirnos y no identifiqué, como me hubiera gustado, el entusiasmo con que los niños intentaban llamar mi atención.

Sin embargo, al ir caminando con el rector y algunos profesores por uno de los pasillos del Colegio Distrital Brisas del Río, en el barrio Barlovento, esa mañana de martes, algo me hizo girar la mirada en redondo.

Y ahí estaba él, un chico de sexto grado invitándome con un gesto animoso a entrar y saludarlo. Detrás de él, de repente, un grupo de sus compañeritos se levantó y empezó a hacer lo mismo mientras el maestro trataba de controlar el bullicio.

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¡Despeiné el protocolo!

Me dirigí a la puerta del salón y, al abrirla, el niño se acercó con algo de timidez a decirme: “Doctora Karen, gracias por la alimentación. Usted era quien nos traía la comida cuando estábamos en primero”.

Seguramente me reconoció por alguna labor que hice en el pasado. Sus palabras me confirmaron que trabajar por la niñez y los jóvenes de Barranquilla nunca es “arar en el mar ni sembrar en el desierto”.

Han sido tres semanas y tres días de arduo trabajo. De visitar 24 instituciones de las 150 que tiene la ciudad. De tomar nota de las necesidades e inquietudes de mis estudiantes, mis profesores y mis rectores. De entrar a cada salón y explicarles a los niños y jóvenes que estamos trabajando juntos, como una familia, para mejorar la calidad de la educación y su infraestructura.

De demostrarles a los próximos bachilleres que aspirar a la educación superior sí es posible; que ser pilo, cada día, paga; que si logran un promedio de 308 puntos en las pruebas Saber 11 obtendrán beneficios con el ICETEX. Además, tienen otras opciones, como los nodos de educación del SENA, el programa ‘U al Barrio’ y, próximamente, la Universidad Distrital. 

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En estos días he visto de primera mano las necesidades de cada colegio. Problemas de luz, de aseo y de infraestructura, principalmente, que pese al esfuerzo realizado durante los últimos ocho años aún queda mucho trabajo por hacer.

No obstante, también he podido comprobar que Barranquilla cuenta con 7 mil docentes y 150 rectores comprometidos y con un equipo humano en la Secretaría, dispuesto a convertir a nuestra ciudad en la capital más educada de Colombia.

De hecho, con el apoyo y el respaldo de mis rectores, hemos firmado planes de acción para cada institución educativa distrital, en los cuales, tanto ellos como nosotros fijamos metas claras dentro de plazos concretos. Son compromisos que pactamos para el futuro de nuestros estudiantes y que convertirán a Barranquilla en la primera ciudad del país en tener un plan de acción específico para cada institución.

Además, la Ruta BA+ nos está permitiendo conocer los niveles académicos que hay en nuestras instituciones públicas y los temas sicosociales que se presentan en ellas; plantear soluciones entre todos para hacer que los colegios no solo suban su nivel académico sino que mejoren socialmente.

Sabemos que, si todos ponemos de nuestra parte y trabajamos juntos con compromiso y disciplina, el jardín que adecuó hace ocho años Alejandro Char en su primera alcaldía y que roció Elsa Noguera, florecerá y en él, toda una generación de nuevos y mejores ciudadanos germinará para la paz y el desarrollo de Barranquilla.

 

Seguiremos en la Ruta de la educación hasta visitar todas las instituciones públicas de la ciudad. Continuaremos sembrando, entre todos y sin descanso, la semilla de la educación con calidad en nuestros niños y jóvenes barranquilleros.

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