Karen Abudinen
Un homenaje a los grandes maestros de la vida: los padres

Hoy quiero agradecer a mi papá Roque y a mi abuelo Gaby, por todo el cariño, las enseñanzas, e incluso los regaños que han sido motivo de inspiración para lograr todo lo que me he propuesto. Me han enseñado que en la vida todo se gana, que nada es regalado, lo que cuesta es lo duradero y sostenible, que nada es fácil, pero tampoco imposible y que cuando uno se propone metas, por muy difíciles que sean, tenemos que persistir hasta lograrlas. Gracias a ellos, hoy soy lo que soy.

Papi, eres un hombre echado pa’ lante, sencillo, persistente, sensible, autentico y eso ha sido parte de lo que he aprendido.

Gaby, mi abuelo que no está conmigo, pero siempre me acompaña. Fue él quien me enseñó que la sensibilidad humana hace parte de la transformación de los ciudadanos, aprendí a servir, a soñar en grande, para hacer cosas grandes, a ayudar a los mas necesitados y luchar por lo que quiero. No sabes lo que te extraño.

Así como ellos, hay muchos papás de Colombia que son ejemplo, admiración y sencillez. Por eso, quiero exaltar a aquellos padres que se esmeran por enseñar a sus hijos. En las regiones de Colombia hay muchos padres que son gran ejemplo de vida, son ellos los que luchan no solo por sus familias sino por cada comunidad del país, para que tengamos una Colombia equitativa y emprendedora.

  • Por aquellos que se esmeran por enseñarle a sus hijos a ser valientes, responsables y emprendedores para su futuro.
  • Por aquellos que tienen el rol de ser mamá y papá, que a pesar de las dificultades siguen adelante para que a sus hijos no les falte nada.
  • Por los que al llegar a casa olvidan su cansancio a cambio de una sonrisa.
  • Por los abuelos pechichones que acompañan a sus nietos en todas sus aventuras.
  • Por los papás que inculcan que dar es más satisfactorio que recibir.
  • Por los que enseñan a sus hijos a montar bicicleta y a levantarse tras cada caída.
  • Por los que enseñan a sumar, a restar y hasta a jugar.
  • Por los papás que nos enseñan a ser fuertes y amarnos tal y como somos.
  • Por aquellos que son los primeros amigos de sus hijos y los educan con sabiduría.

 

 

 

 

 

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